El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (SNPC), abrió a principios de este año el proceso de licitación para el diseño del Archivo Regional de Valparaíso. Una futura construcción que no solo tiene el objetivo de conservar documentos históricos y colecciones, así como promover la investigación y el acceso a la información, sino que al mismo tiempo buscaba ser una gran oportunidad para valorizar y reactivar las ruinas del histórico Palacio Subercaseaux en el Barrio Puerto de Valparaíso, Chile.
Tras una evaluación de las 13 iniciativas admitidas que participaron en la licitación, la propuesta ganadora resultante fue la de las arquitectas Cecilia Puga, Paula Velasco y su equipo. Un diseño que defiende y protege el perfil urbano, enseñándonos sobre cómo vincular lo nuevo con lo viejo. Conoce el proyecto ganador en detalle junto a los otros premiados, a continuación.
Proyecto ganador del Concurso para el Nuevo Archivo Regional Valparaíso
Arquitectas: Cecilia Puga, Paula Velasco
Arquitecto Asociado: Maximiliano Parada
Arquitectos Colaboradores: Alberto Calderon, Claudio Araya, Giancarlo Acosta, Magdalena Vergara
Cálculo Estructural: Pedro Bartolomé, Cristián Sandoval
Asesores Restauración: Alan Chandler, Luis Cercós
Eficiencia Energética: Antonio Espinoza
Texto cortesía del equipo de proyecto.
Contenido y contenedor
Como equipo creemos que uno de los mayores valores de esta iniciativa estatal es la oportunidad que brinda de sentar las bases de un proceso de renovación urbana en una zona que, por los tremendos grados de deterioro y abandono, es sumamente frágil. Es probable que lo logrado con el proyecto en el Palacio Subercaseaux opere de alguna manera como patrón de conducta para futuras intervenciones. Por ello nos vemos en la obligación de responder con responsabilidad al reto que este proyecto, en esta parte de la ciudad y en esta pieza urbana en concreto implica.
Defender y proteger el perfil urbano nos parece de suma importancia. La presión por densificar los sitios históricos ha significado generalmente un proceso de reducción de la dimensión de protección patrimonial a un proceso de vaciado de densidad y sentido (fachadismo), donde el espesor histórico, cultural y material se reduce a un caparazón, o piel exterior para dar lugar a interiores en los que la presión inmobiliaria y urbanística levantan volúmenes que rompen definitivamente con los valores patrimoniales que contiene y conserva la volumetría urbana original.
Estamos en un momento de transición entre la ciudad colonial de fachadas continuas y la ciudad de edificios isleños autodefinidos. Lo que hoy queda del Palacio Subercaseaux es un recipiente sin contenido, una copa incapaz de contener la cantidad de líquido requerida por el programa, su estilo, material y forma chocan con ese programa. Este dilema obliga a un nuevo enfoque del “edificio como fachada”.
La retención de la fachada y la calle que enmarca cumple con los fundamentos de la Carta de y la presunción es ‘lo que queda, permanecerá’, pero cuando ‘lo que queda’ es solo la superficie y no la sustancia de la arquitectura, es necesario un nuevo enfoque. El riesgo inherente dentro del sitio y el resumen es el fachadismo: la retención de ropa histórica que no le queda bien para ocultar un cuerpo contemporáneo disfrazado. Esto crea un doble negativo, por el cual lo nuevo se avergüenza, lo viejo no tiene sentido.
Las estrategias europeas ejemplares para la rehabitación de las ruinas incluyen el Castelveccio de Scarpa y el Museo Hedmark de Fehn. En Castelveccio, una intervención artesanal y continua teje un todo a partir de lo existente, los detalles finos utilizados crean una tracería que une la mampostería en bruto, tan bien, de hecho, que el nuevo trabajo proporciona más fracturas visuales que las que quedan dentro de lo existente: se necesitan recordatorios visuales y espaciales para reconfirmar que uno está en una ruina histórica.
En Hedmark, la ruina era menos espacial, simplemente paredes. La nueva construcción unió y conectó eventos ubicados dentro de la ruina en una materialidad comprensiva pero claramente moderna, utilizada para orquestar una secuencia de apreciación que convierte la nueva arquitectura en arquitectura histórica, en conjunto, un vehículo para contar historias.
Lo que estos ejemplos nos enseñan es el valor de tejer - material y programáticamente - como una forma de vincular lo nuevo con lo viejo.
Descripción del proyecto
A partir de la tipología original del palacio, que creó un “tercio” central del volumen entre dos fachadas principales flanqueadas por dos volúmenes laterales que abordan los pasajes laterales, se ubican los programas clave. El subsuelo, lleno de escombros, una vez excavado se convierte en la única oportunidad de caminar dentro de los interiores originales del Palacio. Por lo tanto, el sótano brinda la oportunidad para que todos los visitantes caminen por sus pasillos y experimenten su naturaleza material al visitar el auditorio y los lugares públicos.
El nuevo interior llena el espacio liberado por la destrucción del original. La función de soporte entre el nuevo interior y la frágil fachada existente es ambigua. ¿La fachada original de mampostería soporta los espacios técnicos y delgados del archivo, o el archivo retiene y restringe la fachada?
No queremos responder a esta pregunta, porque hacerlo le daría a lo viejo o lo nuevo más estatus del que merece. Al no tener prioridad, solo la relación entre ellos, tenemos un edificio, no una excusa para dos.
La fachada y su interior se entrelazan estructuralmente sin llegar a convertirse en el ‘Bekleidung’ o muro cortina de Semper. Esta conexión estructural ofrece tanto una finura efímera como una densidad en capas que se asemeja a un dibujo de Cy Twombly. Al posicionar la solución conscientemente entre ‘cualquiera’ y ‘o’ logramos ambos: conservación y contemporaneidad, conexión y discreción, pasado y futuro.
La fachada misma documenta su propia historia. ¿Quiénes somos nosotros para reescribirlo o borrarlo? Eso significaría definir sin significado la vida de la calle a la que sirve el edificio. ¿Podemos decir que las personas y lo que hacen es insignificante? Lo que podemos hacer ahora es mostrar interés. Lo duradero lo sostenemos, lo integral lo retenemos, lo dañado (como la pintura plastificada que retiene el agua dentro de la mampostería) lo reemplazamos con material solidario. También somos pragmáticos. Así como las necesidades de la calle hicieron cambios en la fachada, instalamos una salida de incendios, creamos un respiradero, brindamos servicios, pero con gracia y simpatía.
La calle es a la fachada lo que la fachada es al interior, unidas para refutar su separación. La consistencia de la ciudad colonial está reñida con los códigos que permiten que la altura domine el horizonte. La primera prioridad para el equipo es no ascender, concentrar al máximo el programa para mantener una relación de medidas y proporciones que permita que la pieza histórica sea la que defina el carácter de la nueva entidad en la que el pasado y el el presente coexistirá a la perfección. Evidentemente esto implica sacrificar las prestaciones interiores del edificio. Implica apostar por una edificación compacta y densa, que responda a los requerimientos del cliente, pero siempre primando la volumetría urbana.
A nivel urbano, el edificio se desarrolla en 3 capas: una primera que conecta con la ciudad histórica de manera clara, continuando el nivel Serrano hacia el interior del predio, y organizando allí todos los programas de oficinas del Archivo Regional. El segundo, que ocupa gran parte de la altura de los restos históricos, donde se ubican los yacimientos, organizados en 3 pisos libres y el tercero, que al igual que los cerros de Valparaíso, se relaciona con la escala geográfica y territorial y donde se encuentran las oficinas de se encuentra el Servicio Regional de Patrimonio. De alguna manera, el edificio representa las dos formas de estar en Valparaíso: en la planta, en los cerros. a la escala de la ciudad, a la escala del paisaje.
Realizamos una propuesta arquitectónica que articule todas estas escalas y que responda a los requerimientos contemporáneos definidos por el cliente según el programa específico (nuevas tecnologías, nuevos requerimientos, nuevos tiempos). Subercaseaux exige una negociación fuerte, en la que debemos tomar partido.
Segundo Premio del Concurso para el Nuevo Archivo Regional Valparaíso
Equipo: Tomás Villalón, Nicolas Norero, Sebastian Jara y Lucas Olivares
Encargados del Patrimonio: Patricio Arias y Lia Karmelic
Texto cortesía del equipo de proyecto.
“El anaquel y el escritorio”
- 1. El edificio como ruina y como nuevo cuerpo.
“El edificio más noble será aquel en el cual una mirada inteligente descubra los grandes secretos de la infraestructura, como los revela cualquier forma animal, aunque solo un observador atento pueda descubrirlos - John Ruskin. Las siete lámparas de la arquitectura. Editorial Evergreen. Madrid. P.42.
El palacio Subercaseuax en Valparaíso es actualmente una ruina, un edificio de albañilería que conserva trozos de su fachada como testimonio de su condición palaciega, pero justamente su expresión interior lo muestra como un macizo de ladrillo que se sostiene por su peso y espesor.
El paso del tiempo ha dado al palacio una bella contradicción. Por un lado una máscara estucada y colorida, y por el interior su condición material más auténtica. Lo que comenzó como una expresión de mampostería estucada de la cultura selecta de la época, ha adquirido con el paso del tiempo, la pátina de la verdad dándole su mayor logro al situarla como una expresión honesta en la ciudad.
“El encanto de la ruina consiste en que una obra humana es percibida, en definitiva, como si fuera un producto de la naturaleza. Las mismas fuerzas que por erosión, disgregación, hundimientos y expansión han dado a las montañas su aspecto demuestran aquí su eficacia en los muros”. - George Simmel. Filosofía del paisaje. La ruina.
- 2. El edificio como secuencia de llenos y vacíos concéntricos.
2.1 Primer anillo / FACHADA COMO CUERPO
La fachada en pie es un testimonio de la historia. La figura del palacio como un edificio tipo manzana, con cuatro bordes que informan una manera de constituir la ciudad de Valparaíso en su plano con la prestancia de las edificaciones del siglo XIX.
La primera operación es edificar el borde, consolidar su fachada como un cuerpo nuevo, que sea capaz de reconstruir su espesor, y entregar un estado de conservación que permita entregar nuevamente el borde urbano a la ciudad.
Del mismo modo, este primer espesor dispone en su techumbre un recorrido perimetral que mira hacia la ciudad, y hacia el interior, construyendo una experiencia urbana nueva e inédita en el edificio.
2.2 Segundo anillo / VACIO COMO INTERSITICIO PORTEÑO
El edificio que entrega la cara a la ciudad será conservado en su estado original, y el nuevo espesor, le entregara un nuevo uso. Este espesor se articula con el siguiente por medio de un vacío estrecho y vertical, un intersticio que incorpora luz, ventilación y a su vez entregara una distancia entre lo conservado y lo nuevo.
Este espacio a su vez permitirá vistas cruzadas, relaciones entre los espacios. De forma radical, este breve aire permite que las dos piezas tomen distancia, diferenciando radicalmente lo nuevo de lo antiguo.
2.3 Tercer anillo / DEPOSITO COMO ANAQUEL URBANO
Este espesor lo define un nuevo cuerpo que será complementario a la pieza que reconstruye y conserva la fachada del edificio original. Un bloque entendido como un anaquel de escala urbana que articula un nuevo perfil en la manzana, definiendo una negociación entre lo antiguo y conservado, refundando el edificio con un uso distinto.
La pieza alberga los depósitos como un almacén vertical que define un interior. Este nuevo edificio será quien define el nuevo rol del proyecto y de la manzana: si hacia al exterior se propone la vida del trabajo rescatando la ruina, en este edificio se entrega a la ciudad una vitrina urbana donde se expone un almacén urbano abierto a la ciudad.
2.4 Cuarto anillo / SUELO PÚBLICO
El edificio depósito define el tercer espesor, y a su vez contiene un cuarto vacío, probablemente el más importante.
El vacío interior de la manzana, rememora las casas tipo patio del plano, y a su vez permite que el suelo público conecte toda la manzana, teniendo en su centro los archivos expuestos como vitrinas a la ciudad.
Tercer Premio del Concurso para el Nuevo Archivo Regional Valparaíso
Equipo: Alberto Moletto y Sebastián Paredes
Colaboradores: Joaquin Diaz, Matias Ramirez
Ingeniería estructural: Carlos Perretta
